sábado, 16 de marzo de 2013

Verdades remotas


Cuando me desperté esta mañana las cosas no iban como de costumbre.
                Era temprano, muy temprano, digamos que el sol no ascendía completamente aún.  Sólo unos frágiles rayos de luz iluminaban la parte oeste del mundo, para colarse por mi ventana y permitirme ver lo que vi esta mañana.
                Jamás hubiera imaginado que algo similar me pasaría.
                Así pues, desperté, me desperecé. Habrán pasado como tres minutos hasta que mis ojos se abrieron por completo y vi lo que sucedía a mi alrededor.
                Una leve ventisca o un soplido muy fuerte, como prefieras llamarle, se filtraba por la ventana que yo anoche había dejado cerrada[1], y que ahora estaba abierta (Jamás dejo la ventana obstruida, sin embargo aquella vez mí querida, escéptica e ingenua progenitora  con el propósito de que no pasara frío, interceptó la entrada entre su mundo, el mundo, y mi mundo.)
                Alrededor de la cama se alzaban cientos de hojas doradas. El piso, era un colchón de hojas danzantes. Iban de aquí para allá, como si se hallaran en el salón de la Duquesa de alba, en medio de un vals sinfónico. Parecían disfrutar de una música inexistente. Algunas se elevaban hasta la altura de mi cabeza. Era como si la gravedad se hubiera invertido.
                Mis pelos se levantaban, las manga de mi remera de dormir parecían tironeadas por alguien hacia arriba. De pronto, mis piernas se volvieron muy livianas, mi trasero ya no pesaba lo mismo, de hecho, mi cuerpo era tan liviano como una pluma. Traté de levantarme, fue entonces cuando me di cuenta de que levitaba. Me iba hacia arriba y no podía controlarlo.
                Acto siguiente cerré los ojos y disfruté. Luego de unos pocos segundos podía tocar el techo. Estiré los brazos y planeé. ¡Estaba volando! Era increíble. Aquellos minutos mejoraron la semana de mierda que había tenido.
                Luego, se me ocurrió una brillante idea. Salir por la ventana. Si podía volar dentro de mi habitación, ¿por qué no fuera de ella? Fue entonces cuando alguien golpeó mi puerta.
                En menos de un segundo estaba en la cama de nuevo, como si nada hubiera pasado. Las hojas reposaban en el piso, aburridas, como cualquier hoja de la calle. Mi mamá irrumpió en la habitación sin esperar a que yo le diera el pase.
-          ¿Ya te levantaste?- “Y… qué te parece…” -¿! Y estas hojas?!
-          Eee.. se metieron anoche por la ventana.-
-          ¿Pero no estaba cerrada?-
-          Eee… la abrí en la madrugada. No podía respirar.-
-          ¡¿Viste lo que pasa cuando dejas la ventana abierta?! Vos lo vas a limpiar.-
-          Ok.-
-          ¿Cuándo vas a desayunar?-
-          En un ratito-
Y cerró la puerta. Las hojas siguieron reposando en el piso, para mi desilusión. No me quedaba de otra que limpiar.
Me pregunto, si aquel extraño suceso habrá sido producto de mi imaginación o si era parte de un sueño confuso, y sino (considerando que todo es posible) por qué las hojas decidieron bailar a mí alrededor. No estaba con ellas Merlín[2]. Es más, por qué las hojas bailaron. La intriga me carcomía, deseaba tener las respuestas a mis preguntas ¿tienen vida, en realidad,  aquellas cosas que creemos que no la tienen?
Este es un error muy común en nosotros los humanos. Creer que todo lo sabemos. O que debemos saberlo. Todo lo que respira tiene vida, todo lo que cumple el ciclo vital tiene vida y por tanto respira. La gravedad es factible acá en la tierra como allá en Júpiter. El tiempo se mida en segundos, minutos y horas, en todo lugar.
Mitos. Mitos que los seres humanos, como estúpidos nos creemos. Condiconamos nuestra vida en base a ellos. Ahora bien, ¿y si el tiempo no existiera? ¿Si solo existiera el ahora y nada mas? ¿Y si pudiéramos vencer la gravedad? ¿O tal vez fuera un fuerte abrazo que nos da el planeta tierra? ¿Qué pasaría si las hojas, las piedras, o la tierra, que no respiran, también tuvieran vida? ¿Y si hubiera elementos que corren contra las funciones vitales y las leyes estudiadas hasta ahora?  ¿Qué tiene vida y qué no?
Qué error el de nosotros creer que conocemos la vida, algo tan "mágico" como eso. Algo tan alejado de nosotros, los humanos.
En fin, estas y muchas preguntas sin respuestas más se amontonan en mi mente, a cada rato. Sin embargo,  hay algo de lo que estoy segura y es que prefiero vivir con etas dudas a enterarme de la verdad  y desilusionarme. Prefiero vivir en la ignorancia, a vivir en una cruda verdad artificial y remota.





1 Una lección: Nunca dejes la ventana de tu habitación atascada. Dejarla cerrada es obstruir el paso a la magia nocturna. Es algo así como una ofensa a las hadas, duendes, estrellas o a la mirada protectora de la luna. (La luna suele protegernos todas las noches si se lo pides.)
[2]  Merlín es, bueno, el mago Merlín. Un amigo (el mejor de los amigos) del que más tarde te voy a contar.

sábado, 14 de enero de 2012

Augusto (Él)


-¿Qué? ¿Tengo hongos en la cara?-
Estaba desconcertada. Por fin mi organismo se reconectó y mi boca comenzó a moverse espasmódicamente, su control se hallaba fuera de mi campo cerebral. Titubeé
-Ee… perdón ¿? [1] ¡No, no, no, no! No quiero nada de vos. Sólo quiero que te vayas, ¿esta bien? Dejame en paz, nunca te voy a dar mi alma, ¡no nunca!-
Una sonrisa tajó su nebuloso y pálido rostro de lo que siguió una ¿carcajada? Y mucho humo. Automáticamente, di unos pasos hacia a tras, me tambaleé, las manos me transpiraban y el aire a mi alrededor se apelmazaba. Con los músculos de mi cuerpo tensos, y un tanto mareada lo escuché esforzándome por parecer más fuerte de lo que me sentía.
-No quiero tu alma. No soy ningún demonio ni nada parecido. Solo quiero tu ayuda-
Comenzaba a relajarme y tranquilizarme. El mundo volvía a su nitidez original. Después de inflar pecho y  varios minutos (según yo) exclamé con un hilo de voz.
-No. Primero, ¿eras vos el de los ruidos?-
-Supongo, soy el único que ha podido entrar a la casa-
-¿Qué?- el corazón me dio un vuelco.[2]
-¡Oh! Encima de tonta, sorda, ya no existen médiums respetables en el mercado hoy en día-
-Para, para, para, yo no soy ningún médium y tampoco soy tonta ni sorda, y si vas a querer  mi ayuda vas a tener que tratarme con más cuidado, ¿está bien? Y vas a tener que explicarme qué mierda sos.-
-Bueno pero para que la cosa se de vos también vas a tener que tratarme mejor. Por empezar no soy ninguna mierda, demasiado clemente fui presentándome como lo hice.-
-¿Presentándote como lo hiciste? ¿Y cómo se supone que te has presentado?, porque no veo el lado clemente del asunto.-
-Humanos desagradecidos- A continuación, en las cuencas donde había un vacío espectral aparecieron unas bolitas blancas y brillantes en las que, de a poco, se iban haciendo visibles unas pupilas de un color café tostado.
-Wowwww ¿qué fue lo que te pasó?-
-¿Me preferías sin ojos?-
-No, no, mejor así-
-Si, la verdad es un inconveniente no tenerlos, no se me da eso de ir a ciegas.-
-¿Entonces para qué te los sacaste?-
-Para asustarte, amo ver sus caras, cualquiera diría que están tratando de defecar. La lucha interna en la que se baten se refleja en sus caras de “¡Sabía que existías!” y “¡Oh Dios mío, que estoy viendo!”- su rostro se contorsionó en dos muecas exageradas imitando, según él, a los burlados.
-Si, si, que chistoso, ahora me podrías explicar quién sos.-
-Esteban, mucho gusto.[3]-

domingo, 1 de enero de 2012

Lo que logra la depresión (Él)


Si esto fuera el capítulo de una novela de ficción, seguramente hubiera atravesado el umbral de mi habitación y con paso decidido hubiera recorrido el pasillo y subido al desván. Allí, tal vez, hubiera encontrado un viejo libo de fotografías en blanco y negro o en un espejo de antaño se reflejaría aquello que me ha quitado el sueño durante tantas noches, luego valientemente me hubiera enfrentado a aquello saliendo airosa de una pugna de hechizos, pero la cruda verdad es que este es sólo otro capítulo de mi vida y nada de eso sucederá.
De hecho, al abrir la puerta y no encontrar a nadie ahí, salí volando cual paloma espantada hasta la cocina donde se encontraba mi mamá haciendo la cena. Debo admitir, me siento bastante decepcionada con la actitud que adopté en aquella oportunidad. Soy una cobarde. Yo, que tanto hablo de valentía, nobleza, fortaleza y pureza del alma, salí corriendo como chancho a punto de ser carneado, por haber visto un pasillo tenuemente iluminado, y un desván abierto (a lo cual se le podrían atribuir cientos de razones).
-¿Que te pasó? [1]-  WTF

martes, 20 de diciembre de 2011

(Él) Un moscardón enorme


   Los días siguientes me levantaba y me acostaba con miedo. El temor se había convertido en el moscardón molesto y pegajoso de la época de verano que te persigue hasta al baño. Y como al moscardón, quería darle unos cuantos manotazos al temor, pero me era imposible. Por las noches ni si quiera la pareja enamorada lograba tranquilizarme. Me ponía los auriculares, miraba televisión, leía, rezaba, mas todo era en vano, de hecho acrecentaban mi pánico y excitaban mis neuronas. Llegué a tener tortícolis por girar la cabeza de un lado a otro para cerciorarme de que nada ni nadie estaba acompañándome. No pensaba en otra cosa. Era una tortura, pero así como si hubiera alcanzado el punto más elevado del Éverest y luego bajado de él como si fuera un divertido tobogán de Disneyland, así, así es como yo desemboqué en la lógica de que todo había sido un sueño. Los ruidos en la ventana, el extraño de grandes ojos oscuros, todo.
   

Invincible


Echo una mirada larga y dura en mi vida.
Perdí mi camino,pues estuve peleando al tiempo
Una nube grande y negra, un cielo tormentoso.
Me siguió, mientras vivía una mentira.
Tan cruel, tan egoísta, tan en la oscuridad, cuando todas tus noches son
sin estrellas,
te estás quedando sin esperanzas.
Pero he encontrado la fuerza dentro para ver, encontrar la mejor parte de mí
y nunca la dejaré ir.


He recorrido un largo camino,
he cometido muchos errores,
pero estoy respirando, respirando, eso es, y lo digo en serio, en serio. 

Esta vez estoy un poco descuidado, he estado viviendo en voz alta.

Podría vencerlo, vencerlo, eso es, porque me siento, me siento
invencible.
Woah-oh-oh-oh [x3]
Cuando te has ido por un día por tu cuenta.
Lagrimea tu corazón sólo para encontrar tu camino da casa.
He estado tan alto, he caído tan bajo.
He llegado tan lejos, con nada para mostrar, por ello.
Equivocado, me sentí tan bien al tomar,
pero ahora estoy cnasado de fingir.
Esta historia se está haciendo vieja.
Así que encontré la fuerza dentro para ver, encontrar la mejor parte de mí
y nunca la dejaré ir.


He recorrido un largo camino,
he cometido muchos errores,
pero estoy respirando, respirando, eso es, y lo digo en serio, en serio.
Esta vez estoy un poco descuidado, he estado viviendo en voz alta.
Podría vencerlo, vencerlo, eso es, porque me siento, me siento
invencible.
Woah-oh-oh-oh [x3]
Invencible. 


No soy el único, 
en chocar contra el sol, y vivir para luchar otro día.
Como una supernova, esa vida anterior se ha acabado.
Estoy aquí para quedarme.
Ahora seré,
invencible.
Woah-oh-oh-oh [x3]
invencible.


He recorrido un largo camino,
he cometido muchos errores,
pero estoy respirando, respirando, eso es, y lo digo en serio, en serio.
Esta vez estoy un poco descuidado, he estado viviendo en voz alta.
Podría vencerlo, vencerlo, eso es, porque me siento, me siento
invencible.
Woah-oh-oh-oh [x3]
Invencible. 
Woah-oh-oh-oh [x3]
Invencible.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Él

Lo conocí una noche de noviembre. Yo, tendida en mi cama trataba de conciliar el sueño. Debo haber estado al menos una hora despierta pensando en las cosas estúpidas que suelo pensar de noche, como en una pareja enamorada (WTF), planeando días venideros, delirando con navidad o filosofando.
Me encontraba al borde de la primera fase del sueño, con el peso del sopor sobre mí, cuando un fuerte sonido proveniente del jardín me sobresaltó. Algo había golpeado la ventana. Me asusté y como suele sucederles a personas con  ANIASP (altos niveles de imaginación alterada y sugestión potenciada) empecé a escuchar ruidos, ver luces o “imágenes” todos sin origen o naturaleza alguna.
 Siendo esta una faceta más que conocida para mí traté de concentrarme en un solo pensamiento a la vez (la cursi pareja enamorada) y  fundamentar los fenómenos anteriores diciéndome que fue sólo mi perro jugueteando, que todo iría bien. Y el resto de sonidos, luces e “imágenes” no eran reales sino producto de la excitación neuronal que la liberación de [1]Adrenocorticotropas (hormona del miedo) había producido, y de apoco me fui tranquilizando.
-Mika te quiero-                        
-Si ya se, pero yo no- más una sonrisa burlona en su rostro lo desmintió, y a continuación sus labios danzaron en un beso ATP, que luego se convirtió en un tango Apto para Mayores de 18 Años.